En el extremo nororiental de Madeira se encuentra esta alargada península que se adentra un poco más de cinco kilómetros en el venturoso océano Atlántico. La península es una formación basáltica, como la mayor parte de la isla, árida y carente de árboles.
Con todo, la zona es muy apreciada por los senderistas ya que el recorrido no supera los 10 kilómetros (ida y vuelta) y, ofrece un cambio de panorama impresionante tras haber visitado las cumbres de Madeira y sus frondosos bosques de Laurisilva. Aquí nos encontramos con una estrecha franja de tierra roja, desprovista de vegetación y golpeada por ambos lados por el furor del Atlántico. Un sendero acompaña al caminante hasta la Ponta del mismo nombre, donde se alza un faro.
Los acantilados son grandiosos y los recovecos, estrechas playas de arena negra, acantilados y pequeñas cumbres no dejarán a nadie indiferente. Al mismo tiempo la ruta no excesivamente dura.
A la península llegamos por la carretera ER-109, que nos lleva hasta Caniçal, el pueblo que guarda la extremidad de São Lourenço. El pueblo es pequeño pero interesante y merece una visita, antes o mejor después de la ruta, tomándonos una cerveza y comiendo algo en alguno de los bares de su pequeño puerto.
Fauna y flora única.
La península marca por su relieve bajo y ondulado y por la falta de vegetación frondosa un cambio muy grande con el resto de la isla. Un paisaje rugoso que cambia mucho la imagen de Madeira. A pesar de su aspecto, la península de São Lourenço alberga más de 131 especies de plantas. No es una vegetación exhuberante, pero las pequeñas plantas son muchas veces únicas. De hecho 31 especies de flores, pequeños arbustos y otras plantas son endémicas.
La fauna es también muy interesante. Entre las aves, grandes colonias de gaviotas. Durante el recorrido podremos ver bisbitas camineros (Anthus bertheloti madeirensis), jilgueros (Carduelis carduelis parva), canarios (Serinus canaria canaria), cernícalos (Falco tinunculus); aves marinas como la pardela cenicienta (Calonectris diomedea), el paíño de Madeira (Oceanodroma castro), los petreles de Bulwer, (Bulweria bulwerii) y el charrán común (Sterna hirundo). El único reptil de Madeira, la lagartija (Lacerta dugesii) abunda en toda la zona.
Otra de las particularidades de la fauna en la península de São Lourenço son los moluscos terrestres endémicos. 28 tipos de caracoles que no existen en ninguna otra parte del mundo. Así que cuidado con maltratar a estos frágiles seres vivos.
La foca monje es la foca más escasa del mundo. Este mamífero marino que antes era común en le Mediterráneo, ha casi desaparecido por lo que si consiguen verla disfruten. Este pequeño animal, gracil y amable merece una oportunidad.
La belleza de la península y la relativa facilidad de acceso hace que sea una zona muy visitada de la isla, sobre todo en verano. Al principio de la caminata se encuentra el Pico do Furado, desde donde se pueden hacer fotos muy espectaculares.
Un lugar muy interesante es la Casa do Sardinha, una especie de oasis donde se puede comer ya que hay una zona habilitada con bancos, mesas y hay agua, la única fuente de toda la península. En la casa se encuentra también el puesto de vigilancia del Parque Natural de Madeira.
Desde este punto se ven hacia el sur, las islas Desertas y al norte Porto Santo. Un panorama único, dominando todo el oceano. El retorno nos llevará de nuevo al vergel de Madeira, para saborearlo aún más.
Senderismo, Snorkel y kayak en la Península de San Lorenzo.
En la zona de São Lourenço se pueden realizar muchas actividades. Nay mucha más Ritas y además poblaciones como Santana quedan muy cerca. también hay restaurantes y sitios para bañarse.
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