La naturaleza ha sufrido para asentarse en las islas de Macaronesia (Canarias, Cabo Verde, Azores y Madeira), le ha costado pero a la postre tras milenios de lucha incesante contra las erupciones volcánicas y los terremotos. Los porductos de esa lucha entre la tierra agrestre primero, muy fértil después, es la naturaleza exhuberante de Madeira. De hecho las islas de cuentan con numerosas plantas y animales endémicos. Madeira cuenta con numerosas plantas endémicas, pero la planta que la representa, la flor que simboliza la isla no es autóctona. Se trata de la flor del paraíso, la estrelicia, originaria de Sudáfrica e introducida en Europa tardíamente, a partir de 1770.
Existen varias subespecies, pero la más conocida es la Strelitzia reginae, cuyo nombre científico recuerda el de una emperatriz austrohúngara. La planta, mejor dicho su flor cuando llega a la madurez recuerda la cabeza de un ave del paraíso, con su cresta emplumada desplegada y sus colores tropicales.
Apreciada por todos los jardines botánicos del mundo, la agradable climatología de Madeira, sus temperaturas suaves y calidad, y su humedad constante han hecho de las laderas empinadas de la isla sean ideales para la planta. No hay necesidad de utilizar invernaderos, las estrelicias crecen al aire libre. Los parques, las quintas y los jardines privados de Madeira rezuman de estrelicias en flor otorgando a la naturaleza de la isla más luminosidad si cabe.
Los madeirenses la han adoptado como símbolo de su isla, de la particularidad de una de las regiones más bellas de Portugal.
Para saber más sobre la estrelicia visite nuestra página amiga flores y de plantas medicinales.
Iñigo Pedrueza para islamadeira.es